“Un día llegó la propuesta a 6to grado. Se quedó entre nosotros… y ya nunca fuimos los mismos”. Todo comenzó cuando nos propusimos recolectar buzos o remeras para regalarles a las personas en situación de calle que duermen en Refugio Sol de noche.
A esas prendas les pusimos nuestra impronta pintándoles frases alentadoras. La solidaridad creció gracias a las familias de los alumnos que sumaron artículos de limpieza e higiene personal y ropa de cama. La propuesta logró movilizarnos, tanto a grandes como chicos. Después de un mes logramos nuestro cometido. Ya estaba todo listo. Sólo faltaba lo mejor: encontrarnos, conocernos y aprender los unos de los otros. Estuvimos los docentes, padres, directivos, catequistas y varios de los chicos. La experiencia nos colmó de gratificaciones: pudimos recorrer el Refugio por dentro, conocer a los voluntarios, charlar con ellos y con las personas que llegan para abrigarse y alimentarse. Entregamos lo que habíamos preparado, ayudamos a probar ropa, intercambiamos muchas sonrisas, recibimos muchos gestos de cariño y agradecimiento. Había mucha emoción en todos los que participamos, vivimos una experiencia especial.
Gracias Sol de noche por abrirnos las puertas a nosotros también.
Gracias familias por el acompañamiento de siempre.
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